Israel golpea Natanz y desata una crisis regional

- Casi 100 objetivos atacados, entre ellos científicos y comandantes iraníes.
- ¿Puede esta ofensiva cerrar definitivamente el camino nuclear de Irán?
La noche del viernes, Medio Oriente volvió a colocarse en el centro del escenario global. Israel lanzó una ofensiva aérea masiva sobre Irán, atacando cerca de 100 objetivos, incluyendo la planta nuclear de Natanz, centros de mando militar y residencias de altos mandos del régimen iraní. Las consecuencias de esta operación no solo reconfiguran el equilibrio militar regional, sino que también amenazan con escalar hacia un conflicto más amplio.
La planta de Natanz, considerada el núcleo del programa nuclear iraní, fue blanco de una ofensiva sin precedentes. Según reportes israelíes, se destruyó la infraestructura crítica y los laboratorios subterráneos, bloqueando temporalmente la capacidad de Irán para enriquecer uranio con fines militares. El ataque involucró más de 200 aviones de combate y fue confirmado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien afirmó que “se atacó el corazón del programa nuclear iraní”.
Los medios iraníes confirmaron la muerte de seis científicos nucleares y de Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, además de Hossein Salami, líder de la Guardia Revolucionaria. Para Teherán, se trata de un golpe estructural y simbólico.
El líder supremo, Ali Jamenei, advirtió que Israel enfrentará un “destino amargo y doloroso”, mientras las fuerzas armadas iraníes prometieron que “no hay límites” en su respuesta. La tensión alcanzó el punto más alto desde la guerra Irán-Irak.
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Reacciones globales y consecuencias inmediatas
El impacto del ataque fue inmediato:
- Irán lanzó unos 100 drones en represalia, que fueron interceptados fuera del territorio israelí.
- Jordania y Arabia Saudita interceptaron misiles que violaron su espacio aéreo.
- Estados Unidos, aunque negó participación directa, admitió estar al tanto del ataque y reiteró que “Irán no puede tener una bomba nuclear”, según Donald Trump.
- El espacio aéreo en varios países fue cerrado. Aerolíneas suspendieron vuelos hacia y desde Irán, Líbano, Siria, Irak y Jordania.
- El petróleo subió de USD 68 a USD 78 por barril, y luego retrocedió a USD 75, reflejando el miedo inicial a un conflicto mayor.
En el frente financiero, Bitcoin cayó de USD 105.000 a USD 102.000 durante los ataques, y se estabilizó de nuevo al alza, lo que muchos interpretan como señal de que el mercado no anticipa una guerra prolongada… todavía.

Perspectivas a corto plazo
La pregunta clave es: ¿será este el inicio de una guerra a gran escala o una ofensiva puntual? Por ahora, petróleo, mercados financieros y criptoactivos como Bitcoin han mostrado una reacción contenida. Sin embargo, el escenario podría deteriorarse rápidamente si ciertos puntos sensibles son atacados. Uno de los factores más determinantes es la infraestructura energética. Hasta el momento, ni Israel ni Irán han tocado instalaciones petroleras, pero si el conflicto se extiende al sector energético, el impacto económico sería severo. En particular, el estrecho de Ormuz representa el punto de mayor vulnerabilidad: es un canal estratégico por el que transita cerca del 30 % del petróleo comercializado a nivel global.

Además, en esta zona se concentran dos tercios de las reservas mundiales de petróleo y alrededor de un tercio de las de gas natural. Un bloqueo o ataque en esa área tendría efectos inmediatos sobre el suministro global de energía, disparando los precios del crudo, provocando ventas masivas en los mercados y posiblemente arrastrando también a Bitcoin y otros activos de riesgo.
En este contexto, cualquier acción militar que afecte directamente las rutas de exportación de hidrocarburos podría ser interpretada por los mercados como una señal de descontrol regional, llevando a una corrección más profunda en acciones, bonos y criptomonedas.