Noruega pone freno a la minería de Bitcoin

- El país nórdico prepara una prohibición temporal para nuevos centros de minería con alto consumo energético.
- ¿El fin de la minería en regiones con energía renovable y barata?
Noruega prioriza su energía: el Bitcoin, en pausa
Noruega, uno de los países con mayor acceso a energía renovable en Europa, ha anunciado planes para prohibir temporalmente la instalación de nuevos centros de minería de criptomonedas que utilicen prueba de trabajo (PoW), como Bitcoin. La medida, que podría entrar en vigor en el otoño de 2025, busca redirigir el uso de electricidad hacia sectores considerados más productivos, como la fabricación, la calefacción o el procesamiento de inteligencia artificial. La decisión ha generado debate en la comunidad cripto, especialmente por el hecho de que Noruega ha sido históricamente un destino atractivo para empresas mineras debido a su electricidad limpia y de bajo costo. Sin embargo, el gobierno ha dejado claro que los beneficios locales no justifican el consumo energético de esta actividad.

“La minería de criptomonedas consume mucha energía y genera pocos empleos e ingresos para la comunidad local”, declaró la ministra de Digitalización, Karianne Tung.
¿Energía renovable mal aprovechada?
A pesar de contar con vastos recursos hidroeléctricos, Noruega considera que el uso intensivo de energía por parte de la minería no es sostenible. Según el gobierno, la minería de criptomonedas no aporta valor estratégico ni económico comparable al que ofrecen otros sectores emergentes.
Este cambio de enfoque responde a una presión creciente para utilizar la capacidad energética nacional de forma más eficiente. En un contexto donde la IA, la calefacción urbana y la industria local demandan más recursos eléctricos, las autoridades consideran que es momento de poner límites a actividades de alta demanda y bajo retorno.
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Noruega no está sola. Países como China, Suecia y Kazajistán ya han restringido o regulado la minería de criptomonedas con distintos niveles de dureza. La decisión noruega, sin embargo, llama la atención por su contexto: un país rico en energía limpia que, a pesar de ello, decide alejarse de la minería PoW por considerarla poco rentable socialmente.
Impacto en la industria y precedentes globales
La empresa Kryptovault, una de las mayores operadoras mineras del país, ha utilizado hasta 40 megavatios (MW) en sus operaciones, reciclando incluso el calor generado para usos industriales o comunitarios. Estas prácticas sostenibles, aunque valiosas, no han sido suficientes para revertir la postura oficial.
El movimiento de Noruega se alinea con una narrativa global cada vez más crítica hacia el uso de prueba de trabajo, especialmente en un mundo que exige eficiencia energética. Aunque Bitcoin ha demostrado su resiliencia y descentralización, las preocupaciones regulatorias —más allá del origen de la energía— siguen creciendo.
¿Qué podría venir después?
- La norma aún no ha sido aprobada, pero de concretarse en 2025, Noruega podría convertirse en uno de los primeros países europeos en suspender por completo el desarrollo de nueva infraestructura minera PoW.
- No está claro si se aplicará también a las instalaciones ya existentes, aunque por ahora se centra en nuevas licencias y centros de datos.
Este precedente podría motivar a otros países europeos a evaluar la rentabilidad social y económica de permitir o restringir la minería intensiva en sus territorios, incluso si se realiza con energía renovable.
La posición de Noruega marca un giro en la percepción de la minería de criptomonedas: ya no basta con que sea «verde», ahora debe ser «útil». El foco se traslada a cómo se usa la energía, no solo de dónde proviene. Aunque la medida aún debe ser aprobada formalmente, el mensaje del gobierno es claro: la minería de Bitcoin no es una prioridad estratégica.