El silencio tras la reserva estratégica de Bitcoin

 El silencio tras la reserva estratégica de Bitcoin
  • 172 días de retraso acumula la auditoría ordenada por Trump sobre la reserva estratégica de criptomonedas.
  • ¿Transparencia real o simple promesa política en torno al Bitcoin estatal?

La creación de una reserva estratégica de Bitcoin y activos digitales en Estados Unidos fue presentada como una jugada histórica: un mecanismo para formalizar las tenencias cripto del gobierno y dar mayor certidumbre a los mercados. Sin embargo, lo que comenzó con un anuncio de alto perfil se encuentra hoy bajo un silencio prolongado de más de cinco meses. La auditoría, exigida por orden ejecutiva de Donald Trump y programada para el 5 de abril, todavía no se ha realizado ni se han publicado avances oficiales.

Una revisión que nunca llega La idea era simple: realizar una auditoría que revelara el alcance de las criptomonedas en poder de agencias federales. El Tesoro de Estados Unidos, liderado por Scott Bessent, debía coordinar el proceso junto con el llamado “zar de las criptomonedas”, David Sacks. Sin embargo, ni el Tesoro, ni Sacks, ni el propio Trump han informado sobre avances.

El Tesoro no tiene ningún informe disponible, y que remitió las consultas hacia otras agencias como el IRS, las Investigaciones de Seguridad Nacional y el Servicio Secreto. Ninguna de estas instituciones ha dado respuesta pública. En la práctica, la auditoría prometida no existe en el registro oficial.

De promesa ambiciosa a proyecto reducido

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La narrativa inicial apuntaba a que Estados Unidos podría comprar Bitcoin en el mercado abierto para su reserva. Con el paso de los meses, la propuesta se redujo significativamente. Bessent aclaró que el país no adquiriría BTC, sino que la reserva estaría compuesta únicamente por criptomonedas incautadas o confiscadas en procesos judiciales.

En paralelo, Sacks señaló que la base de la reserva sería Bitcoin, pero cualquier expansión dependería de “vías neutrales al presupuesto”. Es decir, no habría una estrategia activa de compra, sino un enfoque reactivo basado en los activos que el Estado logre decomisar.

¿Cuánto Bitcoin posee realmente EE. UU.?

El debate sobre la magnitud de las reservas es otro punto crítico. Un documento filtrado indica que la Oficina de Alguaciles mantiene 28.988 BTC confiscados, equivalentes a varios miles de millones de dólares. Esta cifra, aunque considerable, está muy lejos de los 200.000 BTC que, según la firma Arkham, estarían bajo control estadounidense entre incautaciones y decomisos.

La diferencia abre interrogantes: ¿por qué no hay un conteo consolidado y transparente? ¿Se está contabilizando de forma opaca una mezcla de fondos retenidos, en litigio o en diferentes agencias? La falta de claridad debilita la narrativa de que el país construye una “reserva estratégica”.

Falta de transparencia y credibilidad

En un contexto donde Bitcoin es percibido por muchos como un activo de confianza frente a la opacidad estatal, la incapacidad de Estados Unidos para mostrar un informe verificable mina la credibilidad de su propuesta. El retraso de 172 días refleja un problema recurrente: las promesas políticas en torno al Bitcoin parecen usarse más como bandera electoral que como política pública sostenible.

La auditoría no solo serviría para conocer la magnitud de los activos, sino también para evaluar cómo se gestionan las subastas de BTC confiscados, qué protocolos de seguridad existen y qué destino tienen los fondos recuperados. Sin esos datos, la iniciativa queda en el terreno de la especulación.

¿Qué implicaciones para el mercado?

El mercado de Bitcoin suele reaccionar con fuerza a señales de acumulación o venta por parte de Estados. Una confirmación de que EE. UU. dispone de decenas o cientos de miles de BTC podría impactar en las expectativas de oferta futura. Al mismo tiempo, un modelo de subastas continuas implicaría presiones de venta recurrentes.

La falta de un reporte oficial genera incertidumbre. Los inversionistas no saben si deben considerar a Estados Unidos como un actor estratégico en la acumulación de Bitcoin o simplemente como un vendedor pasivo de activos incautados.

Un proyecto que pierde fuerza

Lejos de consolidarse como un hito histórico en la adopción institucional de Bitcoin, la Reserva Estratégica de Criptomonedas se ha convertido en un símbolo de promesas incumplidas. La reducción del alcance, la falta de auditoría y la ausencia de transparencia ponen en duda que esta iniciativa llegue a materializarse en el corto plazo.