El derrumbe de Nakamoto revela un beneficiario sorprendente

- Las acciones de Nakamoto cayeron un 98% desde su máximo anual, mientras su mNAV se hunde de 23x a menos de 0,5x.
- Aun así, la empresa mantiene 5.765 BTC en tesorería —unos 540 millones de dólares—, muy por encima de su propia capitalización de mercado.
La empresa de tesorería de Bitcoin Nakamoto (NAKA), controlada por el ejecutivo David Bailey, atraviesa una de las caídas más severas vistas en una compañía pública vinculada al ecosistema cripto. En apenas seis meses, las acciones ordinarias se han desplomado 95%, y desde su máximo del 22 de mayo de 2025, acumulan un retroceso de 98%, situando su múltiplo de valor del activo neto (mNAV) desde un exuberante 23x hasta 0,5x.

Ese hundimiento ha obligado a los analistas a evaluar la empresa prácticamente por fracciones de su propio valor contable. La situación se volvió más crítica cuando Nakamoto retrasó su informe trimestral a la SEC alegando “complejidad contable”, justo después de reportar una pérdida superior a 23 millones de dólares en sus activos digitales. A esto se suma el reemplazo reciente de uno de sus CEOs en una empresa subsidiaria en plena fase de adquisición, lo que alimenta las dudas sobre la estabilidad de su estructura directiva.
Pese al deterioro extremo de su valoración bursátil, Nakamoto mantiene una tesorería notablemente robusta para su tamaño. Con 5.765 BTC, valorados en aproximadamente 540 millones de dólares, la compañía posee más del doble de su propia capitalización de mercado, que ronda los 300 millones de dólares. Este desequilibrio es especialmente llamativo para un inversor institucional acostumbrado a métricas más alineadas entre valor contable, activos líquidos y precio de mercado.
Un acuerdo que desafía toda lógica financiera
El cuadro se vuelve más complejo cuando se analiza el acuerdo entre Nakamoto y BTC Inc., otra entidad fundada por David Bailey. Según documentos recientes, KindlyMD —la empresa pública que permitió que Nakamoto cotizara en Nasdaq— aceptó inicialmente un acuerdo para adquirir BTC Inc. con un múltiplo mínimo de 10x sobre su EBITDA anualizado.
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Con un EBITDA reportado de 30,6 millones de dólares, la valoración propuesta ronda los 306 millones de dólares, ligeramente reducida a 273 millones al considerar el precio PIPE de 1,12 dólares por acción. Pero incluso con ese ajuste, la cifra sigue superando la capitalización bursátil actual de Nakamoto, que se mantiene alrededor de los 253 millones.
Lo paradójico del caso es que el precio de 1,12 dólares por acción, que parecía una ganga cuando NAKA cotizaba a 30 dólares, hoy representa una prima elevada frente a una acción debilitada y cercana a territorio de “penny stock”. Para los accionistas minoristas, esto plantea una desconexión evidente: mientras el valor de mercado se derrumba, el fundador y principal beneficiario del acuerdo navega hacia una valoración multimillonaria gracias al activo privado que él mismo controla.
La auditoría finalizada por BTC Inc. en septiembre fue otro paso clave, pues habilita a KindlyMD/Nakamoto a ejercer la opción de compra. Bailey, por su parte, anunció un cambio interno: Brandon Greene asumió como CEO de BTC Inc., mientras él permanece como presidente para —según sus propias palabras— concentrarse en Nakamoto. Esto sugiere que el proceso de adquisición avanza a pesar del deterioro de la acción.
Un golpe para los accionistas, un premio para su fundador
El descontento entre los accionistas se explica fácilmente: mientras la empresa pierde valor, el fundador asegura una transacción que premia sus activos privados a un múltiplo elevado. La pérdida del 95% del valor en seis meses y la reciente caída del 20% solo en el último mes dejan poco margen de interpretación: el mercado no confía en la gobernanza actual de Nakamoto ni en su capacidad de sostener la transparencia financiera que exige una compañía pública.
Los inversionistas temen que la adquisición de BTC Inc. termine diluyendo aún más el valor de las acciones de NAKA, especialmente si el precio de la acción continúa en descenso mientras se emiten nuevos títulos para completar el acuerdo.
Más allá de los números: lo que revela este episodio
El caso de Nakamoto no solo expone una crisis corporativa, sino un patrón recurrente en el sector cripto: compañías que se apalancan en narrativas de adopción institucional mientras enfrentan debilidades estructurales internas, fallas de gobernanza y prácticas de adquisición que benefician desproporcionadamente a sus fundadores.
Para los inversionistas de perfil intermedio —acostumbrados a evaluar tanto el potencial de Bitcoin como el riesgo inherente de las empresas que lo administran—, este episodio subraya una lección esencial: no basta con que una empresa mantenga Bitcoin en su balance; la gobernanza, la transparencia y la integridad operativa son igual de determinantes. La brecha entre los 540 millones en BTC y la capitalización de mercado inferior a 300 millones puede parecer una oportunidad, pero también puede reflejar que el mercado ha descontado una prima por riesgo de forma severa.
En un entorno donde Bitcoin continúa consolidándose como activo de reserva, las empresas que lo gestionan deben demostrar un estándar de responsabilidad superior. Nakamoto, al menos por ahora, ofrece un recordatorio claro de lo que ocurre cuando los números no respaldan la narrativa.