Dólar y bonos del Tesoro rompen su histórica correlación: ¿señal de un nuevo orden financiero?

- Desde el 2 de abril, el rendimiento del bono a 10 años subió +27 puntos básicos, mientras que el índice del dólar cayó -5,2 %.
- La alta correlación positiva entre el dólar y los rendimientos se ha quebrado, señalando una dislocación estructural en los mercados.
La relación entre el índice del dólar estadounidense ($DXY) y los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años ha entrado en terreno desconocido. Históricamente, ambos activos han mostrado una correlación directa: cuando los rendimientos suben, el dólar tiende a fortalecerse, reflejando expectativas de política monetaria más restrictiva y mayor apetito por activos denominados en dólares. Sin embargo, desde el pasado 2 de abril, esta dinámica se ha fracturado.
En los últimos dos meses, el rendimiento del bono estadounidense a 10 años ha aumentado de forma sostenida, pasando del 4,16 % al 4,43 %, un incremento de 27 puntos básicos. Paralelamente, el índice DXY ha registrado una caída del 5,2 %, retrocediendo hasta niveles no vistos en tres años. Esta divergencia marca un punto de inflexión denominado en algunos círculos financieros como el “Día de la Liberación” del dólar respecto a su antigua simetría con los yields.
La gráfica publicada por Financial Times, basada en datos de LSEG, ilustra con claridad cómo ambos indicadores anteriormente sincronizados comenzaron a desacoplarse a inicios del segundo trimestre de 2025. Este fenómeno no es menor: implica que las fuerzas que tradicionalmente han empujado al dólar hacia arriba en contextos de mayores tasas de interés, ya no operan con la misma intensidad o dirección.

Este desajuste ha comenzado a inquietar a los inversores institucionales. Algunos analistas apuntan a la creciente incertidumbre geopolítica, el endurecimiento del conflicto comercial entre EE. UU. y China, y la pérdida de confianza internacional en el dólar como reserva hegemónica como catalizadores de esta ruptura. También se observa un cambio en el flujo de capitales hacia activos físicos, energéticos y digitales, como el oro y Bitcoin, lo cual refuerza la idea de que los paradigmas financieros tradicionales están en transición.
El conflicto arancelario iniciado por la administración Trump, con nuevos impuestos a importaciones chinas estratégicas, ha exacerbado las tensiones globales, generando volatilidad en el mercado cambiario. Este nuevo proteccionismo podría estar debilitando al dólar, no por falta de atractivo en los bonos del Tesoro, sino por el deterioro de la percepción de estabilidad monetaria y comercial de EE. UU. en el mediano plazo.
Para los inversores en criptomonedas, esta fractura ofrece una lectura clave: el dólar como instrumento estable y predecible empieza a perder terreno en su narrativa dominante. En paralelo, Bitcoin como activo sin riesgo soberano y política monetaria fija se presenta cada vez más como una alternativa de resguardo y soberanía financiera, sobre todo cuando los pilares tradicionales del sistema muestran grietas.
La desvinculación entre el dólar y los bonos no solo es un fenómeno técnico; es un síntoma de un cambio sistémico en la arquitectura financiera global. Comprenderlo permite anticipar movimientos de capital que podrían impactar tanto a monedas fiat como a activos digitales en los próximos meses.