¿Es posible un mundo donde bitcoin sea el estándar monetario global?

- La organización Bitcoin Policy UK publicó una visión teórica de cómo sería el mundo en 2045 si bitcoin se convirtiera en el estándar monetario global
- Este futuro, inspirado en teorías libertarias y de la Escuela Austríaca de Economía, se caracterizaría por la soberanía individual, gobiernos locales y una «cultura de la calidad»
¿Cómo funcionaría un mundo donde bitcoin sea el estándar? Esta es la premisa de un reciente ensayo publicado por la organización sin ánimo de lucro, Bitcoin Policy UK, donde explora las profundas implicaciones sociales y económicas de un mundo operando bajo un estándar Bitcoin para el año 2045. Lejos de ser un simple análisis financiero, la publicación presenta una visión optimista de la civilización, donde la adopción de un dinero sólido y resistente a la inflación erradica los incentivos perversos del sistema fiduciario y fomenta una sociedad basada en la soberanía individual, la gobernanza voluntaria y la búsqueda de la calidad.
¿Se trata de una optimista, pero realista visión del futuro, o una teoría casi utópica?
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Bitcoin como estándar monetario global
Bajo un estándar Bitcoin, la estructura de gobernanza se transformaría radicalmente, revirtiendo la tendencia hacia los grandes Estados centralizados. En su lugar, el poder volvería a sus raíces locales, similares a las de la antigua Grecia o el modelo suizo, explica la publicación.
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Así, las comunidades, tanto físicas como digitales, competirían entre sí para atraer a ciudadanos productivos, ofreciendo los mejores servicios de seguridad, infraestructura y justicia de la manera más eficiente posible. Por su parte, agrega el autor, la fiscalidad se asemejaría más a una cuota de cooperativa: transparente, limitada y destinada a objetivos comunitarios acordados.
En este modelo, el «voto con los pies» se convertiría en la principal herramienta de control ciudadano. Si los líderes de una comunidad gestionan mal los fondos o abusan del poder, los ciudadanos podrían reubicarse fácilmente junto con su capital, que sería perfectamente móvil gracias a bitcoin.

A su vez, el «estado de bienestar» financiado por la impresión de dinero desaparecería, siendo reemplazado por sistemas de ayuda mutua, caridad descentralizada y seguros privados, donde las familias y las comunidades locales recuperarían su papel central en el apoyo a los más necesitados.
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Señales de cambio
Aunque esta visión pueda parecer utópica, la publicación del Bitcoin Policy UK, argumenta que ya existen señales incipientes de este cambio.
La adopción de bitcoin en tesorerías corporativas, el experimento de El Salvador al declararlo moneda de curso legal, y el auge de las zonas económicas especiales y los nómadas digitales son vistos como los primeros pasos de este pivote monetario. Además, la publicación destaca la existencia de las Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO), que también «están sirviendo como laboratorios para nuevas formas de autogobierno».
Según el ensayo, el surgimiento de «sociedades paralelas» en muchas economías, donde los ciudadanos ya optan por soluciones privadas (seguridad, educación) cuando los servicios públicos fallan, es una evidencia de la posibilidad de esta transformación.
Esta disposición a «pagar dos veces» —una a través de impuestos y otra de forma privada— para garantizar la calidad y la seguridad, explica el documento, configura un futuro en el que los individuos exigen mayor libertad para dirigir sus recursos hacia lo que funciona y abandonar lo que no.
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¿Visión realista o utópica?
La visión del documento está profundamente arraigada en teorías filosóficas y económicas. Se inspira en la tesis de «El Individuo Soberano», que postula que la tecnología digital debilita el poder del Estado-nación y empodera a los individuos para operar con mayor autonomía.
A esto se suma la influencia de la Escuela Austríaca de Economía (Von Mises, Hayek) y de pensadores libertarios como Ayn Rand, que critican la inflación como una forma de «robo sigiloso» que desincentiva el ahorro y el trabajo productivo. Sin la constante erosión de su poder adquisitivo, las personas tratarían el tiempo y el dinero como recursos preciosos, señala la publicación.
En este futuro, la sociedad adoptaría lo que el filósofo Robert Pirsig llamó una «Metafísica de la Calidad». Según la misma, al no existir una moneda inflacionaria que subsidie la mediocridad o la dependencia, la reputación, el mérito y la generación de valor real se convertirían en los pilares del éxito.
De esta forma, la vida cotidiana se volvería más intencional: el trabajo se realizaría con orgullo, el ocio sería un medio para el aprendizaje y el crecimiento, y la educación se alejaría de la burocracia para centrarse en habilidades prácticas y sabiduría clásica.