BIS cuestiona rol de las stablecoins como dinero

- ¿Por qué el BIS considera que las stablecoins fallan como dinero real?
- La entidad propone en su lugar la tokenización del dinero fiat bajo un entorno cerrado y centralizado
El Banco de Pagos Internacionales (BIS), ha lanzado un contundente mensaje crítico contra las stablecoins. En el capítulo III de su Informe Económico Anual 2025, la institución presenta un análisis crítico que califica a las stablecoins como un experimento estructuralmente deficiente y una base inadecuada para el sistema monetario del futuro. Aunque reconocen su utilidad para pagos y acceso al ecosistema cripto, el análisis subrayan que no superan las pruebas necesarias para ser consideradas formas válidas de dinero, y advierten sobre riesgos significativos en estabilidad financiera y soberanía monetaria con su adopción.
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Por qué las stablecoins no cumplen con los fundamentos del dinero
El núcleo de la crítica del BIS es que las stablecoins, a pesar de su nombre, no cumplen con las tres propiedades esenciales que definen al dinero sólido: unicidad, elasticidad e integridad. Según el informe, fallan en cada una de estas pruebas:
- Unicidad o singularidad: el BIS dice que las monedas estables primero, socavan la unicidad del dinero. En lugar de un sistema donde una única unidad de cuenta (como el dólar o el euro) sirve de ancla, la proliferación de stablecoins crea «jardines amurallados» fragmentados, cada uno con su propio token, complicando los pagos y la coherencia económica.
- Elasticidad: argumentan que no pueden expandir o contraer su oferta de forma dinámica ante la demanda; sólo emiten nuevos tokens si cuentan previamente con reservas, lo que limita su adaptabilidad frente a necesidades económicas. Además, el BIS menciona que la emisión está guiada por el lucro y no por la estabilidad macroeconómica.
- Integridad: al operar en blockchains públicas sin requisitos consistentes de KYC/AML, el informe señala que las monedas estables pueden facilitar flujos ilícitos o elusión de controles, amenazando así la estabilidad financiera. Además, critica que la exposición a reservas expone el riesgo a corridas, que generan una fragilidad estructural y una «ilusión de estabilidad» que podría romperse en cualquier momento.
Por estas razones, el BIS cataloga a las stablecoins simplemente como instrumentos digitales útiles, pero no en dinero confiable capaz de ser un pilar para el sistema monetario. Además, sostiene que las stablecoins, sin regulación, suponen un riesgo para la estabilidad financiera y la soberanía monetaria, destacando además la dificultad de regulación dada a la naturaleza pública de las blockchains.
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No obstante, el informe reconoce que las monedas estables han ganado terreno a pesar de sus limitaciones, impulsado por una demanda significativa debido a su accesibilidad, privacidad, la capacidad de facilitar el acceso a monedas extranjeras y su atractivo para los pagos transfronterizos. Muestra de ello es el avance acelerado de gigantes financieros mundiales, como bancos, gestores de activos y entidades de pagos, en la adopción y desarrollo de las stablecoins.
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Sistema tokenizado y centralizado como alternativa
Como alternativa a las deficiencias de un sistema financiero construido en base a las monedas estables, el BIS propone una solución que busca adoptar la tokenización para fortalecer el modelo actual. Su visión es un «Libro de Contabilidad Unificado», una nueva infraestructura centralizada de mercado financiero que funcionaría como una plataforma única y programable. No se trata simplemente de monedas digitales de bancos centrales (CBDC), sino de un ecosistema completo donde coexistirían diferentes activos tokenizados, como depósitos bancarios y activos gubernamentales.
En este modelo, el dinero del banco central tokenizado (una CBDC mayorista) sería el activo de liquidación final, el ancla del sistema tokenizado. Junto a él, los bancos comerciales emitirían sus propios depósitos tokenizados, que serían los que el público y las empresas usarían en el día a día. La plataforma también permitiría la inclusión de otros activos financieros tokenizados, como acciones o bonos. Todo operaría dentro de un sistema con permisos (permissioned), donde el acceso y las reglas del juego estarían definidos y supervisados por los bancos centrales y los reguladores bajo un marco legal claro y una gobernanza centralizada.
Lucha por controlar el dinero
El informe del BIS deja claro que la batalla por el futuro del dinero y el control de la soberanía financiera se libra entre dos filosofías opuestas. Por un lado, la visión descentralizada, abierta y sin permisos, nacida con Bitcoin, que permitió el nacimiento de las stablecoins. Por otro lado, la visión del establishment financiero, que busca una evolución controlada: tomar las innovaciones tecnológicas como blockchain y la tokenización para hacer más eficiente el sistema actual, pero manteniendo su estructura jerárquica y el control central.
¿Cuál terminará imponiéndose? La respuesta a esta pregunta definirá la arquitectura financiera de las próximas décadas, donde el verdadero desafío será encontrar un equilibrio que no comprometa la soberanía financiera del individuo.