Aranceles de Trump arrastran a la baja la reserva de Bitcoin

- La cartera de Bitcoin del gobierno de EE. UU. ha perdido un 13 % de su valor desde el anuncio de la Reserva Estratégica el mes pasado.
- El proyecto World Liberty Financial, vinculado a la familia Trump, acumula pérdidas del 49 % en sus activos en criptomonedas.
La escalada de la guerra comercial iniciada por el presidente Trump ha tenido un impacto directo en los mercados tradicionales y en los criptoactivos. Tras imponer un arancel del 10 % a todas las importaciones estadounidenses el pasado sábado y recientemente hasta un 104% sobre los productos chinos, el valor de la Reserva Estratégica de Bitcoin creada por orden ejecutiva ha caído un 13 % en pocas semanas. Este porcentaje equivale a una pérdida aproximada de 2 000 millones de dólares sobre un saldo inicial de 15.600 millones en Bitcoin, según estimaciones de Arkham Intelligence, que sitúan la tenencia del gobierno en 198 000 BTC, además de posiciones en tether, ether y wrapped bitcoin. El S&P 500, indicador de referencia de la bolsa estadounidense, ha sufrido un desplome del 20 %. Aunque los defensores de la Reserva Estratégica de Bitcoin argumentan que la criptomoneda podría actuar como refugio frente a la inflación y las tensiones comerciales, la capitalización total del mercado cripto se ha reducido un 15 % entre el pasado miércoles y la fecha de publicación, poniendo en entredicho la inmunidad absoluta de los activos digitales frente a choques macroeconómicos.

Gran parte de la cartera gubernamental proviene de decomisos y confiscaciones: 112 000 BTC vinculados al hackeo de Bitfinex en 2016 podrían ser reclamados por el intercambio y otros acreedores. Esta procedencia refuerza la tesis de que el Estado dispone de un volumen significativo de reservas, pero también deja en evidencia que, sin un plan de divulgación transparente, el público y los mercados desconocen el alcance real de estas posiciones.
En paralelo, World Liberty Financial (WLFI), proyecto en el que la familia Trump posee participación mayoritaria, ha visto cómo sus activos sufren una caída del 49 % desde su creación. Con 163 WBTC y más de 7 900 ETH en su tesorería, el valor de estos tokens, adquiridos en gran parte a finales de enero, no ha logrado recuperarse, reflejando la vulnerabilidad de proyectos cripto vinculados a figuras políticas en entornos de alta volatilidad.
El retroceso de los criptoactivos, aunque menos pronunciado que el de los mercados bursátiles, demuestra que la idea de “desacoplamiento” —donde Bitcoin se mueve de forma independiente y proporcionalmente distinta a los índices tradicionales— no garantiza inmunidad total. La correlación, si bien atenuada, sigue presente, y las tensiones geopolíticas se traducen en ventas tanto en Wall Street como en los exchanges de criptomonedas.
Este episodio invita a los inversores a cuestionar la conveniencia de que un gobierno acumule grandes reservas de un activo tan volátil, y a reflexionar sobre la necesidad de transparencia en la gestión de esos fondos. También subraya la importancia de diversificar carteras y de contar con estrategias de cobertura que contemplen tanto riesgos tradicionales como digitales.
En última instancia, la reciente caída pone de relieve que, aunque Bitcoin aspire a erigirse como refugio contra la inflación y las tensiones comerciales, su comportamiento sigue ligado a la confianza del mercado y a la liquidez global. La lección para el inversor medio es clara: ni la tecnología ni la retórica política pueden sustituir el rigor en el análisis de riesgos y la disciplina en la gestión de activos.