Criptomonedas bajo presión: entre la contención institucional y el uso geopolítico

- Corea del Sur impone restricciones a la inversión institucional en empresas cripto como Coinbase.
- Rusia habría desviado miles de millones mediante exchanges en Kirguistán, según TRM Labs.
La evolución del mercado cripto ha dejado al descubierto dos realidades opuestas en los extremos del continente asiático. Por un lado, Corea del Sur refuerza restricciones sobre inversiones institucionales en criptoempresas. Por otro, Kirguistán se ha convertido en una base para elusión de sanciones por parte de actores rusos.
Ambos casos revelan un denominador común: la fragilidad, contradicción o lentitud en la respuesta regulatoria global frente al avance de las criptomonedas, lo cual genera brechas que pueden ser explotadas, marginadas o distorsionadas por distintos intereses económicos y geopolíticos.
Corea del Sur: apertura política, cerrojo regulatorio
A pesar del discurso procriptomonedas impulsado por el presidente surcoreano Lee Jae Myung, el país ha dado señales contradictorias. El Servicio de Supervisión Financiera (FSS) ha ordenado a las gestoras de activos locales limitar su exposición a compañías como Coinbase y Strategy.
La medida, basada en una normativa de 2017 aún vigente, prohíbe a instituciones financieras reguladas poseer o invertir en activos virtuales, incluso indirectamente. Aunque el país ha empezado a discutir la emisión de ETF cripto al contado, el FSS ha sido claro: las reglas antiguas se aplican hasta nuevo aviso, generando tensiones entre los reguladores y los gestores institucionales.
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Este desacople normativo impacta directamente en un mercado que, según el Banco de Corea, contaba con $18,25 millones de inversores cripto a finales de 2024. Mientras los minoristas acceden libremente a ETF extranjeros vinculados a empresas cripto, los actores institucionales locales enfrentan límites, reduciendo su capacidad de competir o innovar.
Rusia y Kirguistán: las criptomonedas como válvula de escape Mientras Corea del Sur restringe el acceso institucional a los criptoactivos, Rusia habría encontrado una vía para eludir sanciones occidentales a través del mercado de Kirguistán. De acuerdo con TRM Labs, desde que el país centroasiático legalizó los activos virtuales en 2022, el volumen transaccionado creció a $4.200 millones solo en los primeros siete meses de 2024.

La falta de controles estrictos y supervisión efectiva ha convertido a Kirguistán en un entorno fértil para que redes financieras rusas utilicen exchanges locales como Grinex y Meer para mover fondos utilizando stablecoins como A7A5, vinculada al rublo y bajo observación internacional.
Además, plataformas como EVDE han sido vinculadas a organizaciones sancionadas como el Grupo Rusich, utilizando estructuras de empresas fantasma con datos reciclados, direcciones duplicadas y fundadores comunes. La evidencia apunta a un esquema coordinado que desafía las sanciones internacionales usando infraestructura cripto regional.
Dos estrategias opuestas, un mismo problema: la falta de coordinación global
Los casos de Corea del Sur y Kirguistán reflejan cómo los vacíos normativos o las sobrecorrecciones regulatorias pueden provocar efectos adversos:
- En Corea del Sur, una regulación rígida impide la adopción institucional, a pesar del apoyo político a la industria blockchain.
- En Kirguistán, una regulación permisiva y débil permite usos ilícitos que pueden comprometer su integridad financiera y relaciones exteriores.
Ambos extremos ilustran la necesidad urgente de marcos normativos internacionales más coherentes y actualizados, capaces de facilitar la innovación legítima mientras bloquean el uso abusivo de estas tecnologías con fines de evasión financiera o geopolítica.
¿Hacia dónde va la regulación cripto en Asia?
Mientras países como Japón, Singapur o incluso Emiratos Árabes Unidos adaptan sus marcos regulatorios para atraer capital institucional, otros como Corea del Sur mantienen posturas restrictivas en lo práctico, aunque abiertas en el discurso. A su vez, naciones como Kirguistán enfrentan riesgos de convertirse en plataformas involuntarias para flujos ilícitos si no refuerzan sus controles.
Sin acciones concretas para endurecer registros de proveedores de servicios de activos virtuales (VASP), clarificar reglas de propiedad y bloquear empresas fantasma, los países de Asia Central podrían ser utilizados como puentes para evadir sanciones, debilitando el esfuerzo multilateral.
El contraste entre el cerrojo institucional de Corea del Sur y el vacío de control en Kirguistán expone una fisura estructural en la gobernanza global de los activos digitales. Frente a una industria que no espera por legisladores ni fronteras, los reguladores enfrentan el reto de armonizar sus marcos normativos sin ahogar la innovación ni habilitar la evasión. El reloj avanza, y con él, las oportunidades —o riesgos— para los países que lideren o queden rezagados en esta transición financiera.