Solana a 500 dólares en 2029, al corto plazo Ethereum toma fuerza

- Standard Chartered proyecta que Solana triplicará su valor en los próximos cuatro años, aunque con desempeño inferior al de Ethereum hasta 2027.
- Ethereum busca escalar más rápido: más de 150.000 validadores respaldan un aumento del gas por bloque del 66%.
Standard Chartered, uno de los principales bancos del Reino Unido, ha iniciado cobertura formal sobre Solana (SOL), destacando su potencial de crecimiento a largo plazo, aunque con advertencias relevantes para el corto plazo. Según un informe encabezado por Geoffrey Kendrick, jefe global de investigación de activos digitales, el banco estima que Solana podría alcanzar los $275 a fines de 2025 y escalar hasta los $500 en 2029. Sin embargo, en ese intervalo de tiempo, su rendimiento podría estar por debajo del de Ethereum, que sigue consolidando mejoras estructurales más inmediatas.
La principal razón de esta previsión moderada para Solana radica en su actual concentración de actividad en el comercio de memecoins. Aunque este segmento ha traído volumen y visibilidad, Kendrick considera que ya habría superado su punto de mayor auge, y que no representa un motor sostenible para una blockchain que aspira a ser una plataforma de aplicaciones descentralizadas a gran escala. Solana se ve actualmente infravalorada respecto a su “PIB blockchain”, una métrica que refleja los ingresos generados por sus aplicaciones y protocolos.
Según las estimaciones del banco, los precios objetivo para estos activos en los próximos años se resumen en el siguiente cuadro:

No obstante, el banco cree que el potencial de Solana sigue vigente en sectores de crecimiento emergente. Entre ellos destacan las plataformas DeFi, las redes sociales descentralizadas y la infraestructura física descentralizada (DePIN). Todos comparten una necesidad clave: capacidad de procesar transacciones de forma rápida y con costos bajos, dos atributos en los que Solana sigue mostrando ventaja técnica. El reto, sin embargo, está en que estos sectores aún no alcanzan la madurez suficiente para impulsar un ciclo sostenido de adopción y crecimiento económico en la red.
Por el lado de Ethereum, la narrativa es distinta. Con más de 150.000 validadores (alrededor del 15% del total) apoyando la propuesta de aumentar el límite de gas por bloque —de 36 millones a 60 millones de unidades— la red se prepara para un salto significativo en su capacidad de procesamiento. Este cambio no requerirá una bifurcación dura y se implementará automáticamente si más del 50% de los validadores lo respaldan.
El gas en Ethereum es una medida del esfuerzo computacional requerido por las transacciones. Aumentar el límite por bloque implicaría mayor “ancho de banda” para procesar datos y contratos, lo cual permitiría reducir congestiones y facilitar la actividad de usuarios y desarrolladores en la capa 1. Desde febrero, cuando se aumentó el límite de 30 a 36 millones, no se había planteado una modificación tan significativa.
Sin embargo, esta mejora no está exenta de riesgos. Algunos desarrolladores han advertido que un aumento tan agresivo del límite de gas podría comprometer la descentralización de Ethereum, al exigir mayor capacidad de hardware por parte de los nodos. Esta tensión entre escalabilidad y robustez sigue siendo un tema central en la evolución técnica de la red.
El informe de Standard Chartered también detalla proyecciones para otros activos del ecosistema. Se estima que Bitcoin podría alcanzar los $200.000 en 2025 y $500.000 en 2028, mientras que Ethereum escalaría a $4.000 para el próximo año. Otros objetivos de precio incluyen BNB a $2.775, XRP a $12.50 y Avalanche (AVAX) a $250 hacia 2029. En el terreno de las stablecoins, la estimación del banco es ambiciosa: un mercado total de $2 billones para 2028.
Lo que se perfila en el análisis es un contraste claro en las estrategias de evolución: Ethereum se posiciona como una red que prioriza la solidez técnica y la escalabilidad inmediata, mientras que Solana apuesta por captar nuevas narrativas de uso en fases aún tempranas. En un entorno donde la narrativa pesa tanto como la infraestructura, ambas redes avanzan por caminos distintos, pero con un mismo destino: consolidarse como pilares esenciales del nuevo orden financiero descentralizado.