29 de abril de 2025

Ripple y Trump: ¿donación a cambio de favor?

 Ripple y Trump: ¿donación a cambio de favor?
  • Ripple donó $4.9 millones a la posesión de Trump, siendo la principal contribución cripto documentada hasta ahora.
  • Tres meses después, la SEC redujo drásticamente su presión legal contra la empresa, disminuyendo una multa de $125M a $50M.

$4.9 millones donados, una multa reducida en $75 millones y una causa legal congelada. Estas cifras resumen un episodio que, más allá del titular, invita a una reflexión crítica sobre la relación entre poder político y regulación financiera en el ecosistema cripto estadounidense. Ripple Labs, desarrolladora del token XRP y una de las empresas más veteranas del sector, fue el mayor donante cripto de la ceremonia de investidura de Donald Trump, según registros recientes ante la Comisión Federal Electoral de EE.UU. Su aporte solo fue superado por el de una firma de procesamiento avícola, Pilgrim’s Pride.

El contexto no es menor: tan solo tres meses después de esta significativa contribución, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) pausó su apelación en el caso contra Ripple, allanando el camino hacia un acuerdo que redujo de forma contundente las sanciones económicas contra la firma. En concreto, Ripple pasó de enfrentar una multa de $125 millones a un compromiso final de apenas $50 millones.

El hecho ocurre en un momento en que la regulación estadounidense de activos digitales parece entrar en un nuevo ciclo de suavización. En lo que va del año:

  • La SEC también archivó su caso contra Coinbase.
  • Galaxy Digital otra firma donante de $1 millón a la misma investidura recibió aprobación para listar sus acciones en el Nasdaq.
  • Galaxy, sin embargo, también acordó un pago de $200 millones con la fiscalía de Nueva York, tras su involucramiento en la promoción del colapsado token LUNA.

Todo ello ocurre mientras se intensifican los debates sobre la dirección futura de la política cripto en EE.UU., en especial de cara a las elecciones de 2024. La industria, que hasta hace unos años prefería la distancia institucional, ahora se perfila como actor activo y estratégico dentro del entramado político.

Desde una perspectiva técnico-financiera, el caso Ripple no solo reabre interrogantes sobre la independencia regulatoria, sino también sobre la predictibilidad jurídica para inversores institucionales. La volatilidad regulatoria ha sido históricamente un freno para la adopción masiva de criptoactivos, y eventos como este, si bien pueden beneficiar coyunturalmente a las partes involucradas, generan una señal ambigua para el resto del mercado.

En términos de gobernanza, la transparencia y el principio de equidad regulatoria son pilares para la sostenibilidad de cualquier sistema financiero. Si los marcos regulatorios pueden moldearse según intereses políticos o aportes económicos, el riesgo sistémico se desplaza del mercado a la estructura institucional misma. Y ese es un riesgo que ni Bitcoin ni el más optimista de los whitepapers puede cubrir.

La lección es clara para los inversores: en un entorno donde las reglas pueden cambiar por influencia política, la verdadera descentralización no solo debe ser tecnológica, sino también regulatoria. Aunque Bitcoin permanece ajeno a estas dinámicas, el resto del ecosistema aún navega entre compromisos, conveniencias y contradicciones.

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