EE. UU. planea expandir su Reserva Estratégica de Bitcoin sin aumentar la deuda pública

- El zar de criptomonedas de Trump, David Sacks, plantea estrategias para adquirir más BTC sin usar fondos de los contribuyentes.
- La administración ya estableció una reserva inicial de 200.000 BTC incautados y promueve nuevas políticas pro-Bitcoin.
Durante una charla informal en la conferencia Bitcoin 2025 en Las Vegas, David Sacks —asesor clave en política cripto del presidente Donald Trump— delineó el posible camino para expandir la Reserva Estratégica de Bitcoin de Estados Unidos sin incrementar la deuda pública ni imponer nuevos impuestos. La propuesta marca una inflexión en la visión del gobierno sobre el rol del Bitcoin como activo estratégico, al tiempo que enciende un nuevo capítulo en la batalla política en Washington por el control del futuro financiero del país.
La orden ejecutiva firmada por Trump el 6 de marzo estableció formalmente la Reserva Estratégica de Bitcoin, conformada inicialmente por cerca de 200.000 BTC (valuados en $22.000 millones) incautados en procedimientos judiciales. Sin embargo, esta reserva podría ampliarse si los departamentos del Tesoro o Comercio encuentran formas “neutrales desde el punto de vista presupuestario” para financiar nuevas compras. Según Sacks, uno de los caminos viables sería la reasignación de excedentes de programas federales o el uso de activos financieros estratégicos, como los derechos especiales de giro del FMI o los fondos del Fondo de Estabilización de Divisas. Otra posibilidad sería la revalorización de los certificados de oro, lo que permitiría generar liquidez sin comprometer el presupuesto federal. “Si logramos convencer a Lutnick o Bessent de usar estos mecanismos, podríamos expandir la reserva sin tocar el bolsillo del contribuyente”, afirmó.

La iniciativa es parte de una agenda más amplia de reformas pro-cripto implementadas por la administración Trump en sus primeros 100 días de gestión. Entre las medidas más destacadas se incluyen el indulto a Ross Ulbricht, la prohibición de las monedas digitales de bancos centrales (CBDC), la derogación de la regla fiscal para corredores DeFi y la eliminación de la norma contable SAB 121. Además, se organizó la primera Cumbre de Criptomonedas en la Casa Blanca y se frenó el accionar de la Operación Choke Point 2.0, que había obstaculizado el acceso bancario a empresas cripto.
Este viraje político contrasta fuertemente con la postura de figuras como la senadora Elizabeth Warren, a quien Sacks señaló como “la mayor enemiga de la innovación cripto en EE. UU.”. En recientes declaraciones, Warren criticó duramente las políticas de Trump, especialmente el nuevo proyecto de ley sobre monedas estables, al que calificó como un “regalo a los ricos”. Además, cuestionó la ética de Sacks por asesorar al gobierno mientras mantiene inversiones en el sector, algo permitido gracias a una exención ética otorgada por la administración.
El enfrentamiento entre Sacks y Warren revela la creciente tensión política en torno al rol de las criptomonedas en la economía estadounidense. Mientras Sacks impulsa leyes que, según él, “blindarán el futuro de Bitcoin frente a futuros retrocesos regulatorios”, Warren denuncia un posible conflicto de intereses que favorece a las élites financieras.
Por último, Sacks también reafirmó que Trump busca convertir a EE. UU. en la mayor potencia de minería de Bitcoin a nivel global. Para ello, ya se están impulsando reformas en materia de energía y licencias, con el objetivo de mantener el poder de hash dentro del país.
Aunque el futuro de estas políticas aún depende del Congreso y del respaldo institucional, Sacks se mostró optimista: “Si en los próximos meses logramos consolidar estas reformas, lo que viene para Bitcoin en EE. UU. será enorme”.