¿Bomba de tiempo en la seguridad de Bitcoin? Críticas resurgen por el declive de las comisiones y el modelo económico de PoW

- Bitcoin alcanza mínimos históricos en ingresos por comisiones: solo el 1% de las recompensas actuales proviene de las tarifas de red
- Justin Drake, investigador de Ethereum Foundation, advierte que la seguridad de Bitcoin está en riesgo estructural a largo plazo
13 años después de su lanzamiento, las comisiones de Bitcoin han caído por debajo de los 10 BTC diarios, mientras la proporción de ingresos para los mineros provenientes de estas tarifas se encuentra en mínimos no vistos en casi una década: apenas el 1% del total de las recompensas por bloque.
Justin Drake, investigador de Ethereum Foundation, reaviva el debate sobre la sostenibilidad del modelo de seguridad basado en Proof of Work (PoW) y sugiere que, incluso si BTC alcanzara los $10 millones por unidad, el protocolo seguiría siendo vulnerable.
En una publicación reciente en X, Drake quien irónicamente actualizó su biografía a «Bitcoin security researcher» calificó la situación de la seguridad de Bitcoin como una “bomba de tiempo”. Su diagnóstico parte de un hecho clave: el diseño económico de Bitcoin fue concebido para operar con dos pilares de incentivo para los mineros recompensa por bloque y comisiones de red, pero tras los halving sucesivos en 2016, 2020 y 2024, la participación de las comisiones en el ingreso total ha disminuido a niveles críticos.
“Low fees → low security budget → low security”, resume Drake, evidenciando el riesgo sistémico de un modelo que aún no logra sustituir las recompensas con tarifas sostenibles.
The security of Bitcoin PoW is a ticking time bomb.
— Justin Drake (@drakefjustin) May 29, 2025
Bitcoin fees are at a 13-year low—less than 10 BTC/day. Despite 2016, 2020, 2024 halvings, miner revenue from fees is at a 9-year low—just 1%.
low fees → low security budget → low security
Bitcoin's security model is… pic.twitter.com/tAnP0tEt3Q
¿Por qué la caída de las comisiones preocupa?
Bitcoin fue diseñado con un tope máximo de emisión de 21 millones de monedas, lo cual significa que las recompensas por bloque disminuirán hasta desaparecer en el tiempo. A medida que eso ocurra, el único incentivo financiero para asegurar la red serán las comisiones de transacción. Sin embargo, si estas permanecen bajas como es el caso actual, la red podría enfrentar una caída en su presupuesto de seguridad, haciendo viable un ataque del 51% con relativamente poco capital.
Drake incluso cuantifica esta amenaza: aún si el precio de Bitcoin alcanzara los $10 millones por BTC, un atacante con $20 mil millones podría sostener indefinidamente un ataque del 51%, debido al bajo retorno actual para los mineros honestos.
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Ni las soluciones de capa 2 como Lightning Network ni propuestas como BitVM mitigan este riesgo estructural, ya que también dependen de la seguridad de la capa base.
Las propuestas: ¿emisión perpetua o Proof of Stake?
Drake expone dos salidas posibles, ambas controversiales para la comunidad bitcoiner:
- Adopción de una emisión perpetua (tail issuance): Implicaría abandonar el límite de 21 millones y permitir nuevas emisiones de BTC más allá del tope, a fin de mantener incentivos para los mineros.
- Migración a Proof of Stake (PoS): Sería una reestructuración radical del modelo de consenso, con validadores apostando BTC como garantía para asegurar la red.
Estas ideas, aunque teóricas por ahora, tocan una fibra sensible del ethos bitcoiner. La escasez monetaria (21 millones) y la resistencia al cambio del protocolo son parte del núcleo ideológico de Bitcoin. Por tanto, modificar estos aspectos sería equivalente a redefinir su ADN.
Pero el problema técnico sigue latente: si las comisiones no aumentan orgánicamente con la adopción y uso de la red, ¿quién financiará la seguridad de Bitcoin cuando ya no haya más bloques por recompensar?
La crítica de Justin Drake no es nueva, pero sí oportuna. En un entorno donde Bitcoin está ganando legitimidad como activo macroeconómico, su infraestructura de seguridad debería estar blindada para resistir no solo ataques técnicos, sino también cuestionamientos económicos de largo plazo.
Mientras tanto, la comunidad bitcoiner se enfrenta a una encrucijada: sostener sus principios fundacionales o repensar sus mecanismos de seguridad para que el sueño de una red descentralizada no termine en una vulnerabilidad silenciosa.