Bitcoin y pensiones: ¿rumbo a $175.000?

 Bitcoin y pensiones: ¿rumbo a $175.000?
  • ¿Y si el 1–2% de los ahorros de jubilación globales entra en Bitcoin?
  • Con activos previsionales por ~$61,5–63,1 billones****, un 1% equivale a $600.000+ millones en flujos potenciales.

Dato duro: Bill Miller IV estima que cada 1% de asignación desde cuentas de jubilación sumaría ~$30.000 al precio de BTC; con 2%, el objetivo rondaría $175.000 por unidad.


La tesis descansa en tres pilares: masa de capital previsional, oferta circulante cada vez más ilíquida y efecto imitación institucional; su materialización dependerá del timing regulatorio y de la profundidad de mercado.

La aritmética de 175.000 dólares

El argumento central se apoya en la magnitud del ahorro previsional. De acuerdo con la OCDE, los activos “earmarked for retirement” cerraron 2024 en $61,5–63,1 billones (OECD + no-OECD participantes). Un 1% de asignación representaría $615–631 mil millones; un 2%, $1,23 billones. Sobre esa base, Miller plantea una relación lineal entre flujos y precio:

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+$30.000 por cada 1%, lo que situaría a BTC cerca de $175.000 con 2% de exposición desde planes de jubilación. Es un supuesto fuerte (linealidad) pero ofrece una métrica sencilla para dimensionar la sensibilidad de precio ante shocks de demanda previsional.

Fuente: tradingview

Desde el lado de la oferta, los datos on-chain refuerzan la tesis de escasez efectiva: la oferta ilíquida superó 14,3 millones de BTC a fines de junio, dejando apenas ~5,4 millones como liquidez disponible para absorber flujos marginales. A la par, la participación de “ancient supply” (UTXOs con años sin moverse) rebasó 17% del total emitido, reduciendo aún más el free float funcional. Esta contracción de inventario amplifica el impacto de entradas persistentes, como las que podrían provenir de ETFs o asignaciones previsionales programáticas.

Señales de adopción institucional (y por qué importan)

La demanda puenteada por vehículos regulados continúa difundiendo exposición indirecta en carteras institucionales. En 2025, el fondo soberano noruego (NBIM) incrementó su exposición indirecta a BTC (vía empresas/ETFs cripto) en torno a +190% interanual según análisis de K33, con cobertura de medios especializados; no mantiene BTC directo, pero el precedente normaliza la asignación en pools de capital conservadores.

En EE.UU., SWIB (Wisconsin) divulgó posiciones en ETFs spot, un hito para fondos públicos subnacionales. Estos movimientos no validan por sí solos el objetivo de $175.000, pero encadenan incentivos para pares (fondos soberanos, dotaciones, cajas) y reducen el “riesgo de carrera” de incorporar BTC en políticas de inversión.

En acciones, Miller subrayó un “breadth thrust” reciente en Russell 2000 (≈90% de componentes al alza un día y >80% el siguiente), fenómeno históricamente asociado a puntos de inflexión de mercado. Si el ciclo de tasas entra en fase de relajación y la beta de small caps se expande, el apetito por activos alternativos escasos podría co-moverse con un repricing del riesgo, favoreciendo narrativas de asignación a BTC en carteras multi-activo.

Riesgos, fricciones y supuestos a vigilar

  1. Linealidad de impacto: el “+$30.000 por 1%” asume elasticidad precio-flujo estable; en la práctica, el deslizamiento (slippage) y la profundidad varían por régimen de volatilidad y densidad de órdenes.
  2.  Ritmo regulatorio: la canalización previsional exige vehículos y custodios con cumplimiento estricto; eventuales cambios normativos alteran plazos y porcentajes de elegibilidad.
  3.  Oferta utilizable: aunque hay ~19,9 millones de BTC emitidos, el stock realmente negociable es menor por ilicuidez estructural y pérdidas permanentes de claves, lo que magnifica shocks… y también correcciones si LTHs distribuyen.
  4. Competencia por capital: en el espectro de renta variable, mega-caps con capex intensivo en IA y retornos inciertos podrían liberar/absorber flujos marginales que compiten con asignaciones a activos escasos como BTC.
  5.  Ciclo macro: expectativas sobre tasas y crecimiento condicionan el descuento de flujos y los premios por riesgo; un viraje brusco del dólar o de rendimientos reales afecta la narrativa.

Qué podría validar (o invalidar) el escenario

  • Validadores: crecimiento sostenido de entradas netas a ETFs spot, primeras políticas formales de asignación previsional (aunque sean pilotos de 0,25–0,50%), y mantenimiento de la oferta ilíquida en tendencia ascendente.
  • Invalidadores: ventas netas en ETFs tras shocks de precio, endurecimiento regulatorio que retrase la elegibilidad previsional, o descensos en métricas de illiquid supply / LTH que incrementen el float disponible.

Al 20 de agosto de 2025, el precio ronda $114.000. Si la tubería previsional se habilita gradualmente —vía ETFs en cuentas 401(k)/IRA o vehículos análogos fuera de EE. UU.— la asimetría oferta-demanda sugiere que pequeñas asignaciones podrían mover el precio de forma no lineal. Pero la ruta (orden, tamaño y cadencia de flujos) será tan importante como el destino (el nivel).


La hipótesis de $175.000 no es un “número mágico”, sino una traducción operativa de algo más profundo: Bitcoin está madurando como activo de ahorro de largo plazo en arquitecturas institucionales diseñadas para preservar poder adquisitivo en horizontes intergeneracionales.

Si el ahorro previsional —el capital más sensible a la inflación crónica y a la dilución fiduciaria— encuentra vehículos elegibles, la escasez verificable de BTC (y su creciente ilicuidez) ofrece un seguro cuantitativo que pocos activos pueden replicar. Para el inversor intermedio, el aprendizaje es claro: mapear flujos (quién puede comprar, cómo y cuándo), vigilar el inventario utilizable y dimensionar el riesgo de ejecución importa tanto como proyectar un precio objetivo. La tesis es convincente, pero exige disciplina de proceso: separar narrativa de mecánica.