Bitcoin pierde hashrate en plena tensión con Irán

 Bitcoin pierde hashrate en plena tensión con Irán
  • El hashrate cayó más de un 15% en solo una semana, su mayor baja en tres años.
  • ¿La minería de Bitcoin se está convirtiendo en un arma geopolítica silenciosa?

La minería de Bitcoin entra en zona de conflicto

¿Qué sucede cuando una red global como Bitcoin, supuestamente neutral y descentralizada, comienza a mostrar síntomas de presión geopolítica? Esa pregunta se impone tras la abrupta caída del hashrate —la potencia computacional de la red— ocurrida entre el 15 y el 22 de junio de 2025, cuando se desplomó más de un 15%, marcando su nivel más bajo en ocho meses. Aunque caídas temporales de hashrate no son infrecuentes durante los cambios estacionales —como ocurre con la energía hidroeléctrica en Norteamérica durante el verano— el timing de esta interrupción en particular ha encendido las alarmas. Coincidió con ataques militares de EE. UU. a infraestructura iraní y reportes de cortes masivos de internet en ese país. Esta sincronía pone en duda la inocencia del evento.

El componente iraní y el nuevo mapa del hashrate

Según estimaciones recientes, Irán representa aproximadamente el 4% del hashrate global de Bitcoin. Su presencia ha sido constante, en parte gracias a sus bajos costos energéticos y su disposición a aceptar minería como vía de ingresos, a pesar de sanciones internacionales. Sin embargo, el reciente conflicto con EE. UU. plantea si esa participación podría reducirse aún más, afectando la red global.

La situación de Irán contrasta con EE. UU., que representa el 30% del hashrate, y China, con un estimado 47% (aunque sus datos son menos transparentes). Esto deja entrever una realidad preocupante: la concentración del poder de minado en territorios políticamente inestables o en competencia directa puede convertir al hashrate en una herramienta estratégica más dentro de un tablero global.

Los costos se disparan, los márgenes se reducen

Antes de la caída, el costo de minado había subido más del 34%, alcanzando máximos históricos. Esto indica que los mineros estaban operando con márgenes muy estrechos, probablemente forzando sus equipos más allá de su eficiencia óptima. La súbita caída en el hashrate podría reflejar una desconexión masiva de máquinas poco rentables, o bien una acción forzada por cortes energéticos o represalias físicas en ciertas regiones. Este fenómeno también ocurre en medio de un ajuste esperado en la red: la dificultad de minado está proyectada a caer otro 7%, marcando una de las secuencias bajistas más largas para Bitcoin desde 2021. La implicación es clara: cada vez más mineros están saliendo de la red, incapaces de competir en este entorno volátil y altamente costoso.

Suscríbete y recibe las mejores actualizaciones e informes en tu bandeja de entrada

¿Seguridad nacional o centralización encubierta?

Para muchos maximalistas de Bitcoin, el poder de cómputo —o “hashpower”— es la verdadera fuente de seguridad de la red. Pero cuando ese poder se concentra en unos pocos países y se ve afectado por conflictos geopolíticos, Bitcoin corre el riesgo de convertirse en rehén de agendas nacionales.

Texas, uno de los principales centros mineros del mundo, es un ejemplo de esta vulnerabilidad. Un ataque cibernético o una crisis energética local podría afectar significativamente el funcionamiento global de la red. Si bien la minería pretende ser descentralizada, en la práctica su infraestructura depende de ubicaciones físicas con condiciones regulatorias y energéticas favorables, lo que la expone a presiones externas.

El traslado de fabricantes de hardware minero desde China a EE. UU., impulsado por los aranceles impuestos durante el mandato de Trump, también está redibujando el mapa minero global. Lo que empezó como una migración por eficiencia económica se ha transformado en una reorganización estratégica, con potenciales consecuencias a largo plazo en la gobernanza implícita de Bitcoin.

La idea de que la minería de Bitcoin podría mantenerse al margen de las tensiones internacionales parece cada vez más ingenua. Como ocurrió con los semiconductores, el litio o incluso los cereales, el hashpower podría ser el próximo recurso tecnológico en disputa global.

A medida que el capital institucional y las naciones se involucran más profundamente, los apagones en países como Irán dejan de ser un “ruido” técnico y pasan a formar parte del análisis de riesgo de todo inversor serio en Bitcoin. Lo que está en juego no es solo la eficiencia energética o la rentabilidad minera, sino la integridad y neutralidad de una red diseñada para ser resistente a la coerción estatal.