Bitcoin enfrenta su corrección más severa del ciclo: ¿fin o reinicio?

 Bitcoin enfrenta su corrección más severa del ciclo: ¿fin o reinicio?
  • Más de 19.000 millones de dólares en posiciones apalancadas fueron liquidados en horas, marcando una de las jornadas más volátiles desde 2021.
  • A pesar del pánico, los indicadores en cadena muestran señales de fortaleza estructural y acumulación institucional.

El mercado de Bitcoin atraviesa una de las semanas más tensas de su ciclo actual. En menos de 24 horas, el precio cayó desde los 115.000 hasta los 109.000 dólares, desencadenando una ola de liquidaciones que borró miles de millones en valor apalancado. En total, 1,6 millones de operadores fueron forzados a cerrar sus posiciones, configurando la mayor limpieza de apalancamiento registrada hasta la fecha.


La magnitud del evento ha reavivado una pregunta central entre los inversores: ¿estamos ante el final del mercado alcista o frente a una necesaria purga antes del siguiente impulso?

Un ciclo distinto: liquidez y crédito como fuerzas motrices

A diferencia de los ciclos anteriores, el actual movimiento de Bitcoin no está determinado únicamente por su calendario de halving, sino por la dinámica global de liquidez y crédito. El crecimiento del M2 mundial se ha desacelerado en los últimos meses, mientras los bancos centrales insinúan una transición hacia políticas más expansivas para finales de 2025.

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Históricamente, cada vez que la Reserva Federal inicia recortes de tasas, los activos de riesgo —especialmente Bitcoin— experimentan repuntes pronunciados. Las proyecciones actuales de los futuros de tasas en CME anticipan al menos dos recortes de 25 puntos básicos en los próximos seis meses, lo que podría reactivar el flujo de capital hacia el ecosistema cripto.

En ese contexto, la corrección reciente puede interpretarse no como un colapso, sino como una fase de reajuste técnico y psicológico dentro de un mercado que aún se encuentra en expansión estructural.

Derivados: una purga necesaria en el apalancamiento

El epicentro de la caída no fue el mercado spot, sino los derivados. Las tasas de financiación de futuros pasaron de positivas a profundamente negativas en cuestión de horas, con niveles similares a los observados cuando Bitcoin cotizaba por debajo de 30.000 dólares en octubre de 2023.


Estas condiciones suelen anticipar zonas de reversión, ya que el exceso de apalancamiento se elimina y se restablece un terreno más equilibrado para la próxima fase alcista.

Además, los datos de open interest en CME y Binance muestran una reducción del 25%, lo que indica que los especuladores de corto plazo están siendo expulsados del mercado, dejando paso a posiciones de mayor convicción. En términos históricos, este tipo de liquidaciones masivas ha sido el preludio de movimientos de recuperación sólidos en los meses siguientes.

Métricas en cadena: convicción de los tenedores a largo plazo

Mientras los traders de derivados fueron eliminados, los tenedores a largo plazo (LTH) mantuvieron la calma. El Spent Output Profit Ratio (SOPR) cayó temporalmente por debajo de 1, señal de capitulación de corto plazo, pero los Days Destroyed y la oferta inactiva superior a 1 año apenas se movieron.

Esto sugiere que los inversores estructurales no están vendiendo, sino acumulando.

Otro indicador relevante, el NVT Premium, retrocedió a niveles similares a los del primer trimestre del año, lo que históricamente ha coincidido con zonas de infravaloración. Por su parte, el costo base de los nuevos participantes ronda los 118.000 dólares, lo que implica que el precio actual ofrece una oportunidad de acumulación para quienes mantienen visión de largo plazo.

Sentimiento y correlaciones: el miedo extremo como señal contraria

El índice de miedo y avaricia cayó hasta 15 puntos, marcando su lectura más baja en más de un año. Cada episodio similar en los ciclos previos de Bitcoin fue seguido por una fase de recuperación sostenida.

Fuente: coinstats


Además, la correlación con el S&P 500 ha disminuido, lo que podría indicar un proceso de desacople gradual frente a los mercados tradicionales. Paralelamente, el oro alcanzó nuevos máximos anuales y la plata repuntó un 12% en tres semanas, consolidando el apetito por activos tangibles frente al debilitamiento del dólar.

El comportamiento de Bitcoin frente a estos activos servirá como barómetro para medir su madurez como reserva digital de valor y no solo como activo especulativo.

Un mercado que evoluciona tras la tormenta

La limpieza reciente fue dolorosa, pero saludable. Bitcoin sigue operando dentro de su estructura alcista de largo plazo, con fundamentos sólidos: los ETFs al contado continúan acumulando, las tesorerías corporativas no venden y la oferta líquida en exchanges permanece en mínimos de 5 años.

Las condiciones actuales —tasas negativas de financiación, capitulación parcial y fortaleza on-chain— son coherentes con zonas de reacumulación, no de agotamiento. En otras palabras, el mercado ha eliminado el ruido para permitir una base más sólida de crecimiento.

Los mercados alcistas rara vez mueren en medio del miedo extremo; suelen hacerlo en la euforia. Bitcoin, en cambio, está purgando el exceso justo cuando la liquidez global comienza a girar a su favor. Los veteranos del ecosistema reconocen este patrón: cada corrección profunda es un recordatorio de que el precio es volátil, pero la tendencia estructural —impulsada por la escasez y la adopción institucional— sigue intacta.
El ruido de las liquidaciones se desvanece, pero la tesis de fondo permanece: Bitcoin no ha terminado su ciclo, solo está respirando antes del siguiente salto.

La acumulación institucional continúa a ritmo creciente. Según datos recientes, las tesorerías corporativas con Bitcoin aumentaron un 40% en 2025, un fenómeno que respalda la fortaleza estructural del mercado y la tendencia de largo plazo.

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