Bitcoin y la ingeniería de la libertad: HRF impulsa la descentralización global

 Bitcoin y la ingeniería de la libertad: HRF impulsa la descentralización global
  • Más de 1.000 millones de satoshis fueron distribuidos por la Human Rights Foundation (HRF) para fortalecer proyectos de desarrollo técnico de Bitcoin en 20 países.
  • Las subvenciones buscan ampliar la privacidad, la descentralización y la soberanía tecnológica en regiones bajo regímenes autoritarios.
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Desde 2020, el Fondo para el Desarrollo de Bitcoin (BDF) de HRF ha donado 9,6 millones de dólares en BTC a 319 proyectos en 62 países.

Esta nueva ronda de financiación respalda desde software de minería abierta hasta protocolos de comunicación resistentes a la censura, consolidando la infraestructura técnica que mantiene a Bitcoin como herramienta de libertad financiera.

Un programa que refuerza la capa técnica de Bitcoin

La Human Rights Foundation anunció una nueva entrega de 1.000 millones de satoshis (unos US$ 700.000 a precios actuales) destinada a 20 proyectos que fortalecen los pilares técnicos del ecosistema Bitcoin: privacidad, descentralización, resiliencia y accesibilidad.

Esta iniciativa se inscribe en el Bitcoin Development Fund (BDF), un programa que canaliza recursos hacia desarrolladores, educadores y tecnólogos que trabajan en herramientas de código abierto vinculadas a la red. Pero más allá del componente filantrópico, la HRF actúa como un acelerador de innovación descentralizada, enfocándose en capas que garantizan la independencia tecnológica de Bitcoin frente a gobiernos y corporaciones.

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Privacidad y comunicaciones resistentes a la censura

Uno de los ejes centrales de esta ronda de subvenciones es la protección de la privacidad de los usuarios y nodos.


El proyecto Nymio, integrado al Bitcoin Dev Kit (BDK), incorporará la tecnología de Pagos Silenciosos (Silent Payments), que permite recibir Bitcoin sin exponer públicamente las direcciones en la cadena. Este avance reduce los riesgos de vigilancia masiva sobre transacciones y será integrado por múltiples monederos construidos sobre el BDK.

A su vez, la desarrolladora Daniela Brozzoni, colaboradora de Bitcoin Core, profundizará en la mitigación de vulnerabilidades que permiten rastrear nodos mediante metadatos. Su trabajo se centra en evitar que los gobiernos o atacantes puedan aislar nodos de usuarios críticos, especialmente en contextos donde ejecutar un nodo puede considerarse un acto de resistencia civil.

Complementando este frente, proyectos como Notedeck y Nostr bajo la Autocracia integran protocolos descentralizados para la comunicación libre y anónima. Ambos utilizan Nostr como capa base para mensajería y pagos con Bitcoin, evitando la censura digital impuesta por regímenes autoritarios.

Minería abierta y soberanía energética

En el plano de la infraestructura, la HRF ha apostado por fortalecer la descentralización de la minería.


Dos proyectos sobresalen: Pluto Mining y Bitaxe (WantClue). Ambos apuntan a reducir la dependencia del hardware y software propietario que hoy domina la industria.

  • Pluto Mining desarrolla una plataforma de gestión de flotas de minería de código abierto, otorgando a los operadores control total sobre sus datos y operaciones sin depender de terceros.
  • Bitaxe, por su parte, ofrece un minero físico asequible y totalmente abierto, diseñado para que individuos puedan participar en la minería desde entornos domésticos o represivos.

Estas iniciativas buscan romper el oligopolio de fabricantes centralizados y evitar que la minería se convierta en un vector de control.


Desde la perspectiva técnica, son pasos decisivos para sostener el principio original de Bitcoin: una red resistente, distribuida y verificable sin intermediarios.

Educación técnica y expansión del código abierto

La descentralización no solo depende del software, sino de quienes lo desarrollan.
Por eso, HRF también apoya espacios de formación como Code Orange (Indonesia) y BitScript, un programa educativo gratuito que enseña a construir herramientas sobre Bitcoin Core en América Latina y África.


Estos programas capacitan a nuevos ingenieros en el uso de herramientas como ecash, fedimint y Lightning Network, promoviendo una comunidad de desarrolladores global y autónoma.

Asimismo, la Fundación 2140 en Ámsterdam se ha convertido en un punto de convergencia para desarrolladores que viven bajo regímenes autoritarios. Allí se fomenta la colaboración remota, la mentoría y el trabajo sobre mejoras al protocolo, con el propósito de mantener el desarrollo del código de Bitcoin fuera del alcance de cualquier poder político o corporativo.

Bitcoin como infraestructura de libertad

Si bien muchos asocian Bitcoin con especulación o inversión, el trabajo de la HRF recuerda su propósito más profundo: proveer una infraestructura técnica neutral para la libertad individual y financiera.


En contextos donde las monedas se devalúan, los bancos censuran pagos y la vigilancia digital se intensifica, cada avance en privacidad, descentralización o educación técnica amplía el perímetro de la soberanía humana.

Los 1.000 millones de satoshis distribuidos por la HRF no solo financian proyectos: refuerzan los cimientos del sistema operativo de la libertad, donde el código reemplaza la confianza y la descentralización reemplaza la obediencia.


En un mundo cada vez más controlado por algoritmos centralizados y monedas estatales digitales, iniciativas como estas mantienen vivo el espíritu original de Bitcoin: un protocolo abierto, sin permiso y resistente a la censura.