Bitcoin entra a E*Trade: Morgan Stanley abre las puertas

- Morgan Stanley permitirá a clientes minoristas negociar Bitcoin, Ethereum y Solana desde la primera mitad de 2026.
- La entidad se alía con Zerohash para liquidez y custodia, y planea expandirse hacia tokenización de activos.
104 millones de dólares: la última ronda de financiamiento de Zerohash, con valoración de 1.000 millones, donde Morgan Stanley es inversor.
Una apuesta estratégica para que E*Trade combine acciones tradicionales y criptomonedas en una misma cuenta.
Un cambio de rumbo en Wall Street
Morgan Stanley, uno de los gigantes bancarios de EE. UU., ha confirmado que permitirá el comercio de criptomonedas en su plataforma E*Trade en el primer semestre de 2026. Esta decisión marca un paso inédito en la integración de Bitcoin y otros activos digitales dentro de los servicios de corretaje dirigidos al público minorista.
La alianza con Zerohash será clave. La firma proveerá infraestructura para liquidez, custodia y liquidación, garantizando que la operativa cumpla con estándares regulatorios y de seguridad exigidos en Wall Street. El lanzamiento comenzará con Bitcoin, Ethereum y Solana, los activos con mayor demanda y liquidez en el mercado.
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La decisión no ocurre en el vacío. Competidores como Charles Schwab exploran movimientos similares, mientras que Robinhood ya consolidó su modelo: en 2024 reportó 600 millones de dólares en ingresos por comercio cripto, equivalentes al 20 % de su facturación anual.

Más que acceso: la visión de Morgan Stanley
Jed Finn, director de gestión patrimonial, calificó la iniciativa como “la punta del iceberg”. No se trata solo de habilitar compras y ventas. El banco proyecta desarrollar una billetera digital propia, además de profundizar en tokenización de activos tradicionales.
La tokenización permitiría representar acciones, bonos o dinero fiduciario directamente en blockchain. El efecto: operaciones más rápidas, reducción de costos y la posibilidad de que los fondos depositados comiencen a generar intereses al instante en lugar de permanecer inactivos en cuentas tradicionales.
Este movimiento conecta con el cambio de postura regulatoria bajo la administración Trump, que ha dado mayor libertad a los bancos para explorar mercados digitales. No sorprende, entonces, que Morgan Stanley no solo busque facilitar acceso, sino también posicionarse como actor estructural en la infraestructura cripto, apoyando directamente a Zerohash con inversión de capital.
Implicaciones para los inversores minoristas
El impacto para los clientes de E*Trade puede ser considerable:
- Acceso integrado: la posibilidad de comprar acciones de Tesla o Microsoft y, en la misma cuenta, mantener Bitcoin o Ethereum.
- Custodia bancaria: a diferencia de exchanges nativos, los activos estarían bajo el paraguas de una entidad regulada con décadas de historia.
- Estrategias diversificadas: Morgan Stanley planea ofrecer portafolios modelo donde la exposición a criptomonedas oscile entre 0 y pocos puntos porcentuales, adaptados al perfil de riesgo de cada cliente.
Sin embargo, persisten riesgos. La exposición a Solana, un activo con historial de interrupciones técnicas, o la dependencia en infraestructura externa como Zerohash, plantean interrogantes sobre la resiliencia del modelo. Además, la llegada de bancos tradicionales podría intensificar la competencia con plataformas cripto nativas, presionando márgenes y acelerando la concentración del mercado.
Un movimiento que reconfigura el tablero
La entrada de Morgan Stanley al comercio de Bitcoin no es solo una estrategia de diversificación, sino un mensaje: los bancos de Wall Street no quieren quedarse fuera del proceso de monetización y custodia de activos digitales.
Para el inversor minorista, este cambio ofrece comodidad y seguridad regulatoria. Para Bitcoin, supone un nuevo canal de adopción masiva que refuerza su posición como activo financiero de primera línea. Y para el ecosistema cripto, es la confirmación de que la tokenización y la integración bancaria ya no son escenarios futuros, sino pasos que están ocurriendo en tiempo real.
El desafío será mantener el equilibrio entre innovación y centralización. Porque, aunque Bitcoin nació para evitar intermediarios, la realidad de 2026 muestra que su institucionalización avanza a un ritmo que pocos anticipaban.