Metaplanet acelera su apuesta por Bitcoin

- ¿Puede una empresa japonesa sostener compras por $837 millones de dólares en apenas dos meses?
- Las corporaciones que cotizan en bolsa ya concentran más de 775.000 BTC en reservas.
El anuncio de Metaplanet: la firma cotizada en la Bolsa de Tokio planea recaudar $880 millones de dólares mediante una oferta internacional de acciones, con el objetivo explícito de destinarlos a la compra de Bitcoin. La magnitud del plan, junto con el calendario ajustado de implementación —septiembre y octubre de 2025—, plantea interrogantes sobre los riesgos de una estrategia corporativa tan dependiente de un activo volátil.
La estrategia de financiamiento
De acuerdo con la presentación enviada a los reguladores, aproximadamente $837 millones de dólares se emplearán directamente en adquisiciones de Bitcoin, mientras que unos $43,9 millones de dólares se reservarán para operaciones financieras relacionadas. Esta asignación deja en evidencia la intención de la compañía: reforzar su balance con reservas de Bitcoin, más que con activos tradicionales o diversificados.
La operación se inscribe dentro de un plan más amplio de emisión de acciones por $3.700 millones de dólares hasta 2027. En otras palabras, Metaplanet no apuesta por una compra aislada, sino por una política sostenida de acumulación, en línea con lo que ya han hecho compañías estadounidenses como MicroStrategy.
Un creciente tesoro corporativo
Al 25 de agosto de 2025, Metaplanet ya contaba con 18.991 BTC, equivalentes a $2.100 millones de dólares. Solo en las últimas semanas anunció compras de 775 BTC por $93 millones de dólares y 103 BTC por $11,7 millones de dólares, confirmando un patrón de adquisiciones que no parece detenerse. Con esta estrategia, la empresa se ubica entre las mayores tenedoras corporativas de Bitcoin en Asia y refuerza la tendencia de empresas públicas a utilizarlo como activo de reserva. Las compañías listadas en bolsa poseen en conjunto más de 770.000 BTC, cifra que equivale a una fracción significativa del suministro circulante.
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Comparaciones inevitables
La referencia obligada es MicroStrategy, empresa que lidera con amplia diferencia la acumulación corporativa: 632.457 BTC, valorados en más de $70.000 millones de dólares, tras su última compra de 3.081 BTC por $357 millones de dólares. El contraste pone en perspectiva la escala de Metaplanet, pero también su intención de replicar modelos de tesorería corporativa que han tenido visibilidad global.
La diferencia es que mientras MicroStrategy se ha financiado con emisiones de deuda y bonos convertibles, Metaplanet se centra en la dilución accionaria mediante ofertas internacionales. Esta distinción es clave: aunque ambas buscan capital fresco para comprar Bitcoin, los riesgos para los accionistas son distintos.
Riesgos y señales de alerta
El mercado observa con atención varios puntos críticos:
- Volatilidad de Bitcoin: destinar casi todo el capital levantado a un único activo expone a la empresa a fluctuaciones abruptas.
- Dilución accionaria: los accionistas actuales verán reducida su participación con cada nueva emisión, lo que podría presionar el valor de la acción.
- Dependencia de narrativa: gran parte de la estrategia descansa en la premisa de que Bitcoin seguirá apreciándose a largo plazo, algo que carece de garantías absolutas.
Además, aunque el plan se presenta como un “reforzamiento de tesorería”, la concentración en un activo sin respaldo estatal ni flujo de caja genera debates sobre la sostenibilidad de esta visión.
Contexto global de adopción
El caso de Metaplanet no ocurre en un vacío. A lo largo de 2025, la adopción institucional de Bitcoin ha ganado fuerza:
- Fondos cotizados en bolsa (ETFs) han registrado entradas netas récord.
- Bancos y gestores de activos integran progresivamente la exposición a Bitcoin en sus portafolios.
- Gobiernos y reguladores discuten marcos normativos para su tratamiento fiscal y contable.
En este entorno, la estrategia de Metaplanet se interpreta como un intento de posicionar a Japón dentro de la conversación global sobre la “bitcoinización” parcial de las tesorerías corporativas.