Bitcoin y las comisiones más bajas en más de una década

- 3,5 BTC: nivel histórico de las tarifas diarias, no visto desde 2011.
- ¿Puede sostenerse la seguridad de la red si las comisiones siguen cayendo?
Las tarifas de transacción en la red Bitcoin han retrocedido a niveles propios de los primeros años. Según datos de Glassnode, el promedio móvil simple de 14 días de las comisiones diarias se ubica en 3,5 BTC, un mínimo que no se registraba desde 2011, cuando el protocolo aún estaba en etapa de adopción temprana. Este desplome plantea interrogantes sobre la dinámica actual del ecosistema y, sobre todo, sobre la viabilidad económica de los mineros tras el último halving.
La caída en la demanda de espacio en bloque
La principal razón detrás de esta tendencia es la reducción de la demanda de espacio de bloque. El uso de Bitcoin como medio de pago ha disminuido en los últimos años, a medida que el activo se consolida como reserva de valor. Esta transición ha modificado la naturaleza de la red: los usuarios priorizan la acumulación a largo plazo sobre las transacciones cotidianas.
Empresas públicas como Strategy han ampliado sus tenencias de Bitcoin, reforzando el rol del activo como “capital digital”. Al mismo tiempo, el mempool refleja esta desaceleración: cerca de un 50 % de los bloques minados han quedado incompletos en los últimos meses, según estimaciones de Galaxy Digital. Este contexto contrasta con las expectativas de los mineros. Tras el halving de 2024, que redujo la recompensa por bloque a 3,125 BTC, el mercado esperaba que las comisiones compensaran la pérdida de ingresos. Sin embargo, la baja actividad en cadena ha tenido el efecto contrario: un mercado de tarifas cada vez más moderado, que erosiona la rentabilidad de los operadores más pequeños.

Mineros bajo presión
El modelo de seguridad de Bitcoin se fundamenta en que las comisiones, junto con la recompensa por bloque, mantengan los incentivos para asegurar la red. Si las tarifas caen demasiado, los mineros con mayores costos energéticos y de operación podrían abandonar la actividad, reduciendo el hashrate y, por extensión, debilitando la resistencia de la red frente a ataques.
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Aunque los grandes operadores —aquellos con acceso a electricidad subsidiada o acuerdos institucionales— todavía encuentran márgenes positivos, la sostenibilidad del modelo a largo plazo genera debate. ¿Es posible que Bitcoin enfrente una presión estructural en su seguridad si el uso transaccional sigue en descenso?
Custodia institucional y alternativas más rápidas
Otro factor clave es el cambio en la estructura del mercado. Los ETFs al contado, productos de custodia y derivados institucionales reducen la necesidad de realizar movimientos frecuentes en la cadena. Los inversores que buscan exposición a Bitcoin ya no necesitan interactuar directamente con direcciones o claves privadas; basta con adquirir participaciones en estos instrumentos.
Un contraste con la adopción institucional
Paradójicamente, esta caída en la actividad transaccional ocurre mientras Bitcoin alcanza niveles de adopción institucional y gubernamental inéditos. El precio superó recientemente los $124.517 dólares, marcando un nuevo máximo histórico. Además, no son pocos los analistas que proyectan un valor de $1.000.000 de dólares en el largo plazo, impulsado por el interés global de fondos de inversión, empresas y, en algunos casos, Estados.
La pregunta es si este escenario de alta capitalización, pero baja actividad en cadena, puede sostener el delicado equilibrio del ecosistema. Bitcoin nació con la premisa de ser un sistema de dinero electrónico peer-to-peer, pero hoy se parece más a un activo financiero de reserva que a un medio de pago.