Estados Unidos refuerza su ofensiva global contra el fraude cripto

 Estados Unidos refuerza su ofensiva global contra el fraude cripto
  • **El Servicio Secreto ha recuperado más de $400 millones en criptoactivos en la última década, incluyendo una sola incautación de $225 millones.
  • ¿Está cambiando el enfoque de EE. UU. de la persecución a la prevención? Capacitan a policías de más de 60 países en rastreo y decomiso de activos digitales.

EE. UU. intensifica su lucha contra el crimen cripto con un enfoque internacional

Las criptomonedas, diseñadas para descentralizar el poder financiero, se han convertido en terreno fértil tanto para la innovación como para el crimen. Mientras el ecosistema madura, los esfuerzos institucionales por contener su uso ilícito también escalan. El Centro de Operaciones de Investigación Global (GIOC) del Servicio Secreto de EE. UU., una unidad históricamente enfocada en la falsificación de dinero, ha evolucionado hasta convertirse en un actor clave en la lucha contra el fraude cripto a escala global.

Durante la última década, esta unidad ha logrado recuperar aproximadamente $400 millones en activos digitales, gran parte de ellos almacenados en una única billetera de almacenamiento en frío bajo custodia del gobierno. Solo en junio de 2025, ejecutaron la mayor incautación en su historia: $225 millones en criptomonedas, tras una operación conjunta con el FBI y la Fiscalía de EE. UU.

De la persecución a la prevención: un nuevo enfoque

Más allá de las incautaciones, el Servicio Secreto ha adoptado una estrategia más proactiva: educar a las fuerzas del orden extranjeras. Con talleres presenciales de una semana de duración en más de 60 países, el GIOC está capacitando a fiscales y policías sobre cómo detectar estafas cripto, rastrear fondos y entender la arquitectura de los esquemas más comunes.

“A veces, después de solo una semana de capacitación, pueden decir: ‘Ni siquiera sabíamos que esto estaba ocurriendo en nuestro país’”, explicó Kali Smith, abogada encargada de la estrategia de criptomonedas de la agencia.

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En paralelo, se han establecido colaboraciones estratégicas con actores clave del sector. Coinbase ha apoyado al Servicio Secreto en el rastreo de fondos, y Tether, en diciembre de 2023, integró al FBI y al propio Servicio Secreto en su plataforma, facilitando bloqueos y confiscaciones a gran escala. La incautación de los $225 millones en USDT el mes pasado fue posible gracias a la coordinación entre Tether, el exchange OKX y la firma de análisis blockchain TRM Labs.

Escala del problema: 195.000 BTC incautados desde 2014

Según un seguimiento independiente realizado por el analista Jameson Lopp, las autoridades de EE. UU. han confiscado más de 195.000 BTC en distintas operaciones desde 2014, equivalentes a más de $21.000 millones al precio actual. Estas cifras no están incluidas en el cómputo del GIOC, lo que sugiere una doble vía operativa: una orientada a criptoactivos rastreables y colaboraciones corporativas, y otra más orientada a grandes decomisos históricos como Silk Road o Bitfinex.

No obstante, la preocupación principal ya no es únicamente la recuperación, sino la magnitud del problema. El fraude con criptomonedas ya representa la mayoría de las pérdidas por delitos en Internet en EE. UU., según datos del FBI, con $9.300 millones reportados por víctimas solo en 2024. Esta cifra evidencia la dificultad de hacer frente a un fenómeno global, sin jurisdicción clara y que se apoya en herramientas sofisticadas como mezcladores, exchanges descentralizados y miles de direcciones intermediarias.

El dilema regulatorio y la narrativa pública

El creciente involucramiento de instituciones estadounidenses en el rastreo, congelación y recuperación de fondos plantea una tensión estructural entre la descentralización y la vigilancia. Por un lado, estas acciones fortalecen la percepción de que las criptomonedas no son territorio sin ley. Por otro, avivan debates sobre la custodia, el anonimato y el papel de las stablecoins en la economía digital global.

En este contexto, empresas como Tether se ven obligadas a colaborar para mantener su legitimidad en mercados regulados. La capacidad de bloquear activos, aunque legalmente respaldada, socava el argumento de la neutralidad tecnológica que muchas de estas plataformas han promovido durante años.

El GIOC y sus aliados no solo están jugando a ponerse al día. Están creando una infraestructura legal-tecnológica que se extiende más allá de sus fronteras. En un mundo donde las transacciones se pueden mover a la velocidad de un bloque y el fraude se disfraza tras interfaces legítimas, la capacidad de respuesta internacional coordinada se vuelve crucial.

La expansión del aparato estatal estadounidense hacia la ciberseguridad financiera global representa un punto de inflexión: el anonimato cripto ya no garantiza inmunidad. Para los inversionistas serios, esto puede leerse como una señal de maduración del mercado. Pero también nos recuerda que la promesa de descentralización seguirá enfrentando desafíos cuando los intereses soberanos están en juego.