Adolescente roba $245M en Bitcoin

- Un joven de 19 años, ya culpable de un robo récord, reincidió mientras cooperaba con la justicia.
- Las autoridades descubrieron que perdió $200.000 en una sola apuesta minutos después de recibirlos.
La doble vida de un hacker millonario: cooperación y crimen
¿Cómo un adolescente de Connecticut pasó de ser un cómplice en un megahackeo de $245 millones en Bitcoin a reincidir con otro robo de $2 millones, aun estando bajo fianza y cooperando con el gobierno? El caso de Veer “Wiz” Chetal, de 19 años, ilustra la sofisticación —y la arrogancia— con la que operan algunos ciberdelincuentes en el mundo de las criptomonedas.
Un crimen que marcó un precedente En agosto de 2024, Chetal y otros dos jóvenes (Malone Lam, 20 años, y Jeandiel Serrano, 21) ejecutaron uno de los mayores robos de criptomonedas hasta la fecha, sustrayendo $245 millones en Bitcoin de un único acreedor de Genesis. Según documentos judiciales, el grupo se conoció originalmente en un servidor de Minecraft, lo que añade una capa surrealista a la historia.

Tras su arresto, Chetal se declaró culpable de fraude y lavado de dinero, y aceptó colaborar con las autoridades testificando contra sus cómplices. Como parte del acuerdo, entregó más de 36 millones de dólares en ETH, casi 30 relojes de lujo y ropa de diseñador. La sentencia estimada: entre 19 y 24 años de prisión.
Reincidencia mientras colaboraba con el gobierno
Pese a estar bajo vigilancia, Chetal fue arrestado nuevamente en enero de 2025, tras verse involucrado en otro robo de $2 millones. El método: ingeniería social. Alguien se hizo pasar por soporte técnico de Gemini para obtener la frase semilla de una víctima de Nueva Jersey. El rastreo en la blockchain reveló conexiones con plataformas sin KYC y una cuenta vinculada a Chetal. Un error en su VPN filtró su IP real, vinculándolo directamente al crimen.
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Más escandaloso aún fue lo revelado por la jueza del caso: Chetal apostó y perdió $200.000 de esos fondos ilícitos en menos de 10 minutos.
“Esa suma era tan insignificante para Chetal que apostó y perdió los 200.000 dólares en una sola apuesta”, escribió la jueza Colleen Kollar-Kotelly.
Riesgo de fuga y la falta de vínculos con EE. UU.
El juez negó su solicitud de fianza adicional tras conocerse su intento de reservar un examen universitario en la India y su búsqueda de universidades en Dubái. Sin ciudadanía, empleo ni matrícula universitaria, el Departamento de Justicia argumentó que tenía todos los incentivos para huir del país.
“No tiene ningún incentivo para quedarse en Estados Unidos”, alegaron los fiscales.
Un secuestro fallido y un nuevo acusado
El drama no termina ahí. Apenas una semana después del robo original, los padres de Chetal fueron secuestrados en su casa por seis hombres enmascarados, en lo que se presume fue un intento de rescate fallido. El padre resultó herido y perdió su empleo en Morgan Stanley. La policía de Danbury logró frustrar el plan y arrestar a los secuestradores.
El supuesto cerebro del secuestro fue James Schwab, de 22 años, quien orquestó el crimen desde Georgia. Según el Departamento de Justicia, Schwab incluso consideró asesinar a Chetal, aunque luego optó por intentar robarle. Schwab se declaró inocente, mientras que cinco de los seis secuestradores ya admitieron su culpabilidad. El único que irá a juicio es Reynaldo Díaz, en septiembre.
Un símbolo de impunidad juvenil digital
Este caso expone una realidad preocupante: la normalización del crimen digital entre jóvenes hiperconectados. No solo se involucran en operaciones multimillonarias, sino que repiten los delitos aún estando bajo vigilancia judicial.
En un sistema judicial que aún se adapta a los desafíos del cibercrimen y las criptomonedas, la historia de Chetal deja en evidencia lo complejo que es equilibrar la cooperación judicial con la prevención del riesgo reincidente.