19 de abril de 2025

Bolsas en Asia y Europa en PEOR CAÍDA en décadas

 Bolsas en Asia y Europa en PEOR CAÍDA en décadas
  • Las bolsas de Asia y Europa cayeron con fuerza luego de no progresar las negociaciones de aranceles.
  • China y otros países asiáticos respondieron con represalias y llamados al diálogo, pero el riesgo de una guerra comercial prolongada amenaza con reconfigurar las cadenas de suministro y golpear la recuperación económica global.

Mercados se desploman: el Hang Seng cayó un 13 % y el Nikkei 225 un 8 %; Europa también retrocedió más de 4 %.
El recrudecimiento de los aranceles de EE. UU. dispara alarmas de recesión mundial y pone a prueba la resiliencia del comercio global.

La escalada arancelaria impulsada por el presidente estadounidense Donald Trump ha vuelto a sacudir los mercados internacionales. En la jornada del lunes, las principales bolsas de Asia y Europa registraron caídas abruptas, con el índice Hang Seng de Hong Kong desplomándose hasta un 13 %, su peor jornada en más de una década, y el Nikkei 225 japonés perdiendo un 8 % al inicio de la sesión. En Europa, el DAX alemán llegó a retroceder un 10 % en la apertura, y el índice paneuropeo Stoxx 600 cerró con una pérdida superior al 4 %.

El detonante de esta corrección fue la implementación de nuevos aranceles estadounidenses que afectan a casi todos sus principales socios comerciales, incluyendo un 25 % a los automóviles extranjeros, 54 % a las exportaciones chinas, y medidas específicas contra países como Taiwán (32 %), Vietnam (46 %) y Camboya (49 %). La respuesta de Pekín fue inmediata: aplicó represalias que igualan la severidad de las tarifas estadounidenses y dejó claro que está dispuesta a sostener una guerra económica prolongada si es necesario.

Los efectos se sintieron de inmediato en industrias clave. En Corea del Sur, el índice KOSPI cayó más de un 5 %, con Hyundai Motor cediendo un 6 %. En Taiwán, la bolsa registró su mayor caída diaria de la historia con un desplome del 9,8 %, lo que obligó a suspender la cotización de Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. tras alcanzar el límite del 10 % de caída.

La tensión también alcanzó a Australia, donde el ASX200 perdió hasta un 6 % antes de moderar su descenso al 4 %, marcando su peor día desde la pandemia. El gobierno australiano, si bien enfrentó una tarifa general del 10 %, advirtió sobre el riesgo de una desaceleración regional que afecte las exportaciones de materias primas y el flujo de estudiantes y turistas asiáticos.

Desde el punto de vista macroeconómico, la situación genera una amenaza sistémica. En EE. UU., los futuros del S&P 500 apuntaban a una posible entrada en mercado bajista, tras un retroceso acumulado del 9 % en tan solo dos días. La sensibilidad de los inversores frente a la incertidumbre comercial quedó evidenciada con una salida masiva de capitales de activos de riesgo.

China, aunque desafiante, no es inmune. Los analistas estiman que los nuevos aranceles podrían restar hasta 2,5 puntos porcentuales al crecimiento del PIB previsto para este año, inicialmente proyectado en torno al 5 %. A pesar de un discurso oficial que insiste en la resiliencia económica, el gobierno chino insinuó que podría recurrir a estímulos fiscales o recortes de tasas si la situación se agrava.

En Europa, la reacción fue más contenida en términos políticos. Los ministros de Comercio de la UE, reunidos en Luxemburgo, buscaron consensuar una respuesta unificada, aunque con posturas divergentes. Mientras Francia aboga por sancionar a los servicios tecnológicos de EE. UU., otros países como Italia piden moderación. El bloque prepara una contraofensiva arancelaria que afectaría productos estadounidenses por hasta 28.000 millones de dólares.

En el plano diplomático, Japón, Corea del Sur y Vietnam expresaron su disposición al diálogo. Japón se refirió a la situación como una “crisis nacional” y anunció la intención de su primer ministro de viajar a Washington. Vietnam propuso eliminar todas las tarifas sobre importaciones estadounidenses, en un intento por evitar la imposición del arancel del 46 %.

La dinámica actual recuerda al periodo 2018-2019, pero con una diferencia sustancial: esta vez, las tarifas son más agresivas, el entorno económico global es más frágil, y las posibilidades de redirigir las cadenas de suministro son menores. Las empresas exportadoras no solo enfrentan costos más altos, sino también una demanda global debilitada.

A la luz de estos acontecimientos, los inversores en criptoactivos también deben estar atentos. Si bien el impacto inmediato se concentra en los mercados tradicionales, un entorno de aversión al riesgo y potencial recesión global puede tener efectos mixtos en el sector: por un lado, aumenta el atractivo de activos descentralizados como Bitcoin como reserva de valor; por otro, reduce la liquidez general del mercado y debilita el apetito por proyectos especulativos o altcoins.

Lo que está en juego trasciende la coyuntura de los mercados bursátiles: la guerra comercial desatada por Trump no solo reconfigura las relaciones entre potencias, sino que también acelera un cambio estructural en la economía global. La fractura en las cadenas de suministro, la reorientación de flujos comerciales y el debilitamiento de la confianza inversionista obligan a replantear los modelos económicos tradicionales. Para los actores del ecosistema cripto, esta nueva era de incertidumbre puede representar tanto un desafío como una oportunidad estratégica, siempre que se mantenga el foco en fundamentos sólidos y no en narrativas efímeras.

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